viernes, 20 de junio de 2008

Dualidad

Este texto, que no es en lo absoluto corto, tiene un gracia particular. Está escrito en parrafos consecutivos que dicen exactamente lo mismo, pero con dos formas de expresión. La primera es algo negativista y directa (poco o nada sutil). La segunda es sutil y algo comprensiva.
Estas dos formas son mis principales formas de expresión. Recomiendo, al menos la primera vez, leer los párrafos saltados de modo que se lea un solo estilo a la vez y pueda luego compararse con el segundo estilo. O si se cree capaz de hacer la comparación y comprender lo que se dice a la vez, leerlo de corrido considerando que el primer parrafo es directo, el segundo sutil, el tercero directo, el cuarto sutil y así hasta el final.
El tema tratado analiza cual es la exigencia mínima en una relación de cualquier tipo, negando que sean las emociones lo principal, negando que sea la presencia lo principal, negando que puede en realidad pensarse en todo. Sino que aludiendo a que todo, incluso las pausas o el termino de una relación, insisto, de cualquier tipo, se llevan adelante y con consideración de la contraparte cuando hay una comunicación basada en el intercambio de ideas y no en la implantación de estas.En un buscar que se ceda y no en buscar el cambio.
Espero se den el tiempo de leerlo con detención y así poder entender el por qué muchas veces cosas que parecen tan simples en realidad generan molestias y conflictos de altos niveles pareciendo una exageración cuando en cambio son daño acumulado.
Gracias por leer, disfrutenlo.

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Analizando los diversos bagajes adquiridos dentro del patético intervalo temporal bajo el cual se cierne la vida.

Considerando la inmensidad de conocimientos y experiencias que se adquirieron durante el periodo en el cual se teje el milagro que es la vida.

He notado como cada día puede ser una fuente de tormentos para la emocionalidad y un desvarío impropio o personal haciendo de la existencia una pesada carga.

Uno puede notar como cada día puede ser una fuente de nuevos conocimientos y emociones que recordaremos a lo largo de toda nuestra existencia.

En lo personal he tenido una vida con dramas menores, pero que han causado una inmensidad de daño y dolor, probablemente por su gran número, de problemas personales e interpersonales que hacen de todo un proceso aún más complicado, debido a que la variedad de ideas sobre un solo tema se vuelve tan abismante, complejo y confuso, hasta el punto que generar una respuesta idónea es una labor estresante que cuando no es lograda tiende a convertirse en una obsesión que corrompe las acciones, las visiones y destruye los conceptos de realidad e idealismo combinándolos en mi interior para generar estados caóticos u oscilantes, o digamos variables.

En lo que concierne a mi propia persona, he tenido la suerte o la bendición de no sufrir grandes males aunque haya tenido que atravesar duras pruebas que me han dejado diversas enseñanzas que han visto la luz durante otras situaciones de la vida y me han brindado algunas pautas o guías que han generado cambios que me permiten ver la realidad con ojos soñadores.

Pero la gente no suele ver tales preceptos y tiende a catalogar ese tipo de visiones según las suyas propias, olvidando por completo el concepto y la acción de empatía. Lo he visto reflejado en amigos que tienden a distanciarse como modo de solucionar problemas sin considerar el daño que generan al proveer abandono ante una situación que debería poder resolverse mediante simple diálogo.

Pero nuestros iguales no siempre son capaces de comprender las ideas ajenas. Y es que, la empatía, es una capacidad que pocos logran o quieren desarrollar. Lo he visto de cerca cuando en un intento de solucionar problemas la contraparte prefiere guardar silencio en vez de dialogar o en otros casos prefiere “darse un tiempo”.

Tales ideas de distancia no son ni serán jamás la opción correcta, aunque una persona se vuelva cargante o molesta, si queda un mínimo interés en conservar la relación entonces se deberá generar dialogo para ver qué es lo que se puede modificar, en que se está dispuesto a ceder y en que no puede haber acuerdo de cambio y se debe simplemente aceptar que así son las cosas. No apoyo a aquellos ilusos que creen en la mísera frase “hay que aceptar a la gente como es” porque eso no lo hace nadie, de otra forma, todos seríamos unidos. Creer que no buscas que el otro cambie a tu gusto es una mentira y que busques que el otro cambie es una imbecilidad. Pero se puede ceder, camuflar, atenuar, disminuir, suplir o cualquier cambio, si mediante un dialogo se llega a un acuerdo. Hay que conversarlo todo, la comunicación es lo primordial de toda relación.

La separación sin justificación jamás será buena para las dos partes, siempre habrá, al menos uno de los dos que sufrirá con el hecho. Por ello hay hablar sobre los problemas que se puedan observar en una relación, para así llegar a soluciones que dejen a todos satisfechos. Hay quienes creen que hay que aceptar a la gente como es, sin buscar cambiarla. Pero tales ideas son más bien idealistas. Pero no lo es llegar a ciertos acuerdos que permitan generar pequeños cambios que si bien no dejen del completo felices a las dos partes, al menos mantendrá la convivencia como algo grato y así poder mantenerse juntos. La comunicación es lo más importante de las relaciones sociales e interpersonales.

Algunos alegaran a que la distancia temporal es un bien para restablecer o renovar la magia de las relaciones. No lo niego, hasta la psicología proclama esto como una verdad. Pero aquí la empatía vuelve a jugar un rol primordial. ¿Alejarse sin previo aviso? Esto genera un sentimiento de soledad en la contraparte que genera un daño implacable, acumulativo e increíblemente destructivo para toda relación. Una distancia que se genera sin explicación es un abandono que para la contraparte puede considerarse como grave y eterno. Jamás, y lo repito para hacer énfasis, jamás hay que generar distancia sin previo aviso a menos que sea para destruir una relación de una manera bastarda. No importa el tiempo o la razón. Aunque sea por una semana y por estudios o trabajo, aunque sea porque estarás incomunicado, sea la razón que sea, jamás has de hacerlo sin previo aviso y sin especificar un tiempo preciso, cuando es posible, aunque luego sea extendido mediante otro aviso. Si apareces en instantes en ese periodo, será una grata sorpresa que generará alegría, pero no ocurre igual con las desapariciones.

Algunos dirán que “darse un tiempo” es un buen método para recuperar la magia inicial de una relación. Es bastante cierto hasta desde el punto de vista de la psicología. Pero es la empatía la que no debe olvidarse. Alejarse sin previo aviso tiende a generar en la contraparte una sensación de abandono que disminuirá aún más la magia y además le creará severos daños en todo sentido. Es cierto que en algunas ocasiones esta distancia parece ser algo inevitable, pero si es así entonces un aviso o un dialogo son la carta perfecta para realizarlo sin generar nuevos problemas. Esto es independiente del tiempo que se plantee inicialmente, aunque cuando este acabe se desee continuar siempre y cuando para este caso se vuelva a tener una instancia de dialogo para así evitar todo posible daño que altere un feliz regreso.

Cuando esto no se realiza, las relaciones tienden a morir. Esto porque quien se aleja no comprende los sentimientos del que espera que suelen transformarse desde una tristeza y dolor, a un odio y sed de venganza o para los más pasivos, un olvido. Es altamente incomprensible, si es que no imbécil de su parte, el creer que haciendo eso y apareciendo de nuevo entrarán como estrellas o como salvadores a la escena. No. Llegarán a una fuente de desagarrada emoción que incluso aceptando volver tras un tenso y conflictivo dialogo, tarde o temprano, bajo una nueva ira, recordaran aquél recuerdo, revivirán el rencor y entonces inevitablemente explotarán vomitando todo aquello en lo que le fallaste lo cual generará nuevos conflictos y aún más separación. E incluso sin revivir tal rencor, nuevos conflictos son el resultado más probable.

Cuando no se tiene en cuenta todo esto, no se suele llegar a buen fin. Esto ocurre debido a que el sentimiento de abandono no se siente justificado y aunque al inicio uno se pregunta que se hizo o en que se falló, al no encontrar una respuesta comienza a generarse una desesperación y desprecio porque el otro se marcho sin dar explicaciones. Así, si cuando comienza la cicatrización de las heridas se aparece de nuevo, no habrá solución, sino una reapertura de heridas que generará, en lo inmediato o a futuro, nuevos, y probablemente mayores, problemas.

Dando cuenta de todo ello es que las relaciones humanas son altamente complicadas para aquellos que realmente se preocupan de mantenerlas. ¿Son un juego? Sí, probablemente puedas decir que lo son, pero un juego donde las vidas se acaban y no son todas tuyas, sino que las compartes, y no hay posibilidad de recomenzar. Hay quienes prefieren relaciones más rápidas y desechables, esos quienes generan pseudo-lazos basados en la negación, en vez de la aceptación, puesto que la afirmación tampoco es buena, de una dependencia en la contraparte. No preocupándose de lo que en otros puedan causar, tratando al resto como objetos, es decir, cuidándolos mientras son útiles o interesantes y luego desechándolos para adquirir otro. Y estos quienes son los generadores de una inmensa cantidad de problemas que van masificándose y haciendo que como consecuencia de la caída de un pilar, caigan muchos alrededor. Es inevitable que al recibir uno daño, afecte en quienes te rodean incluso sin la intención de hacerlo, porque cuando no se está bien, quienes se preocupan solemnemente por ti lo notan y también les afecta o cuando menos les incomoda.

Por todo lo ya expresado es que se da cuenta de lo complicado que son las relaciones. Hay muchas cosas que pueden perdonarse y así continuar, pero eso no implica que hayan dejado marcas que difícilmente pueden olvidarse. Hay quienes no comprenden tales ideas y prefieren tener relaciones muy simplistas y con bajas dosis de emocionalidad. Pero no siempre se percatan de que para la contraparte no piensa igual y quiere algo más estable y permanente, realizando ciertos actos que pueden ser dolorosos y dañinos. Esto genera ciertos problemas e inconvenientes para el afectado y como todo se mueve en una extensa red social, lo que le afecte a él, también tendrá repercusiones, inevitablemente, en todos aquellos que tengan un lazo con aquél que se encuentre dolido, sentido o afectado.

Algunos se han atrevido a decir que estoy exagerando sin ninguna base que respalde su juicio y otras veces lo he pensado yo mismo, pero luego lo analizo y no logro encontrar una respuesta más cuerda, sensata y empática que la que exhibo en este escrito. Con lo cual llego a la conclusión que no exagero en lo absoluto y por el contrario, creo que llevo un buen razonamiento aunque para lograrlo debo encontrar a otros que quieran entenderlo. Lamentablemente aquellos son los menos. ¿Amigos? Jajaja, no puedo decir que todos los que hoy me rodean lo son, pero los más especiales, todos ellos, los cumplen. ¿Hermanos? Para ellos es una obligación que generalmente no es difícil de suplir, ya que alcanzaron su puesto gracias a esa capacidad y a sus propias virtudes personales. Sin embargo hay excepciones, claras excepciones... y ellos son hoy mi problema pendiente... no me rendiré, pero tampoco dejaré de echarles en cara todo este tema, primordial para seguir adelante o detenerlo de una vez y por todas.

Algunos me han dicho que exagero y llego a pensarlo yo mismo como consecuencia. Pero lo cierto es que no logro encontrar algo más concreto que todo lo antes dicho. Encontrar a quienes apoyen tal idea básica de las relaciones no es tarea fácil, pero la mayoría de los que conforman mi grupo de amigos al menos entienden la idea e intentar seguirla. A los que llamo mis hermanos, los nombré como tal porque sí lo hacen, aunque no voy a desmerecer que tienen otros grandes méritos. Pero hay excepciones y son ellos con quienes actualmente estoy en conflicto. Mas no me rendiré, insistiré con el tema hasta lograr una respuesta concreta y poder ver si nuestra amistad puede prevalecer o será simplemente un recuerdo que se desvanecerá paulatinamente.
Es verdad, las emociones son imposibles de racionalizar. Pero sí se puede racionalizar lo que se hará para generar emociones y he ahí la parte importante de toda relación. ¿Qué es lo que deseo generar en aquella persona? ¿Qué deseo evitar con aquella persona? Es una mínima que hay que hacerse si el otro te interesa... luego, hay que volver esos pensamientos una acción y esperar quela reacción sea la esperada.

“Toda acción tiene una reacción”. Hay que considerar esto a la hora de relacionarse al mismo tiempo que se entiende que las emociones y las razones jamás serán una, pero si van tomadas de la mano. Ya que sin duda toda idea ha de concretarse en acción y esto traerá una respuesta que puede ser la deseada o no. Pero son estas preocupaciones las que reflejarán que tanto te importa la otra persona.

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