lunes, 19 de mayo de 2008

Esperando por aliados y/o refuerzos


Es extraño, sino sorprendente como al destino le gusta jugar con la gente. Lo cual hace aún más divertida la incertidumbre del día a día, que te invita a jugar y descubrirlo. Es un juego cruel, pero es al que todos somos invitados a participar en el día de nuestro nacimiento. Las cosas que van ocurriendo se basan en nuestras decisiones y en las decisiones de los demás. Así, uno puede salvarlos o condenarlos a todos. Interesante juego… Es por ello que la posibilidad de adivinación no es para mí algo imposible, sin embargo jamás podrás ser absoluta ya que las decisiones que forjaran uno u otro camino aún no están hechas, por ello es cierto que una sola persona puede tener infinitos futuros, pero todos ellos previamente escritos.

Fue pensando en esto, tras una conversación interesantísima y familiar sobre lo la filosofía de la vida, los temas que incluyen a la evolución del hombre a nivel racional y físico, tomando en cuenta los conceptos religiosos involucrados. Toda una tertulia de eruditos (Jaja). Que me decidí a leer algo que siempre he leído por gusto más que por cualquier otra cosa, el horóscopo.

Siempre me ha sorprendido el como la mente puede hacer que una frase ambigua se transforme en un consejo propio. De ahí que mi vocabulario se centre en la ambigüedad y que el horóscopo sea divertido de leer para mí. Tome la revista típica del domingo y la abrí en las páginas finales donde siempre espera un oculto horóscopo y leo el mío.

Géminis: Los gemelos están divididos entre levantarse y andar y el costo de ir a cualquier parte. Hay razones, claro, para quedarse donde están, aunque quizá se sientan demasiado apegados a la idea de proteger a ciertas personas. Aligere su carga.

Me sonreí imaginándome como los personajes de animé se reían nerviosamente cuando se veían leídos por algo o alguien. Busqué, bromeando conmigo mismo, la cámara oculta. Abrí la ventana y me asomé quedándome un instante detenido escuchando el glorioso sonido de la lluvia cayendo sobre los tejados y las hojas de los árboles. “Ah… adoro la lluvia”, pensé antes de volver a meter la cabeza.

Se me vino una sucesión inconexa de imágenes a la mente. Mi gato caminando por la estación del metro con su nuevo collar. Stev mirándome fijamente en el metro diciéndome “Yo creo que más bien está reprimida” refiriéndose a la obsesión que considero bastante amenguada. Un instante de risas en el cumpleaños de Luis. Lo último que recuerdo haber visto antes de quedarme dormido la noche anterior. Una despedida de abrazo con Juan Carlos. Stev diciéndome “quiere comunicarse contigo por otros medios” imaginaba que se refería a hablar de otra forma o nuevas cosas, más que por otros medios. Nada… oscuridad.

Me quedé un instante en el suelo de mi habitación mirando al televisor apagado. No sé que esperaba ver ahí, pero no quería sacar los ojos de encima. Tras un rato me aburrí y tomé a e-kid (Así se llama mi notebook). Lo encendí y lo primero que hice fue abrir Word para comenzar a escribir.

Antes de eso, tomé el celular para ver solo un mensaje nuevo. “Mensaje NO fue recibido por…”.
“¿Qué importa de todos modos?” me dije. No con desánimo, sino pensando en que así es como se forja mi destino. En algún momento elegí, bien o mal. Y las cosas tomaron el curso que llevan hoy.

Mi horóscopo dice que sé como seguir los dos caminos que se me presentan. Que conozco las ventajas básicas de ambos. Que conozco las cosas que quiero hacer. Pero sin embargo, no sé cuales son las que voy a hacer. Y es que el gatillo inicial de mi, casi siempre, descargada pistola de acción está muy desgastado para continuar con las mismas causas. Tengo mucha energía aún para actuar. Tengo más que mucha experiencia, que me ha hecho crecer y entender como son las cosas, como para exigir y aceptar a la gente como es y con lo que puede dar (Lo cual no implica el hecho de intentarlo, tal vez les muestras un nuevo camino que les agrade más… o tal vez sea al revés. O mejor aún, ambos pueden tranzar, lo cual sería lo ideal).

Pero no señores y señoritas. Este chico se aburrió de disparar por causas no compartidas. Y ha decidido enfundar su arma hasta que alguien decida disparar hacia las mismas causas. Y entonces, me uniré una vez más a la lucha y seguiré con ella con el ímpetu de quien no teme a la muerte, sino a no lograr cosas en vida. Con fuerza guerrera defenderé mis ideas y las de mis seres queridos (familia, amigos, hermanos, etc). Pero para eso, primero alguien ha de mostrar su apoyo.

Hasta entonces soy cual golem que espera durante miles de años que una causa llegue y comience su actividad. Hoy espero porque conozco las ventajas de ser paciente en vez de solo salir a buscar. Me daré una pequeña vacación y no seré yo quien salga a buscar, solo esperaré a que algo llegue. Y así también sabré de paso quienes son mis amigos por querer serlo, puesto que será su turno de luchar. En vez de simplemente defenderse tras de mí. Será turno de ellos de demostrar que pueden y quieren, en vez de ser yo quien siempre les persiga para solucionar todo o buscando su ayuda.

¿No son el deseo de supervivencia el instinto básico de todo ser viviente? Siendo así, no puede considerarse como el querer hacer que todo viva, la base de todo.
Así las parejas tendrán el instinto de hacer sobrevivir su relación. De mantener vivo aquél lazo afectivo que los conecta. Y a ese instinto es al que se le llama amor.

Y lo mismo se pasa a todo. El amor a la madre, el amor al trabajo, el amor fraternal, el amor narcisista. El cariño, la amistad, el aprecio, la estimación, el conocimiento, la interrelación.

Todo se basa en sobrevivir. Transformar la supervivencia en vivencia. El sobrevivir a vida. Depende solo de que en una relación de dos o más, todos disparen al mismo blanco, aunque no sea el mismo objetivo.

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Ese es el mensaje que no se entiende. O tal vez, el que nadie quiere escuchar.

"Es que a nadie le interesan los sueños. A nadie le interesa lo que quieras decirles sobre eso. Están todos muy ocupados en NO pensar". Me dijo aquél. Tal vez tiene razón.

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