sábado, 12 de marzo de 2011

Enseñanza libertaria

¿Cuántas veces actuamos creyendo que hacemos lo mejor y resulta que de pronto todo se va a pique porque la visión de alguien con mayor poder sobre el asunto se te opone, te critica y sin pensarlo siquiera te considera una amenaza, te margina, te etiqueta?

Muchas veces me he sentado ante gente que viene con una idea distinta y pienso: "¡Bah! ¿Qué podría este enseñarme o decirme para hacerme cambiar de opinión?"
Sin embargo, aún con esa soberbia me quedo a escuchar con honestidad, no me cierro a la posibilidad de que algo me haga cambiar de parecer. Mi ventaja es ser capaz de cambiar de paradigma, cambiar una base por otra porque podría ser mejor. Pero para esto se requiere de una buena adaptación y de mucho coraje.
El cambio siempre trae cosas nuevas, suele ser algo experimental y, por ende, conlleva riesgos. Hay que estar dispuesto a correrlos y de ahí que la gente opte por proteger la estabilidad y forme núcleos, siendo el base de nuestro paradigma social, la familia.

Recuerdo que la enseñanza en casa muchas veces se centraba en la necesidad del cambio y la rebeldía. Si bien cuando éramos pequeños y nos costaba pensar en la concepción de un mundo como realmente es, éramos protegidos e incluso malcriados. Cuando ya teníamos edad para discernir sobre lo que significaba un deseo se cambió la metodología para defender aquello que se deseaba.

Una vez mi hermana quería hacerse un piercing. Llegó a casa desde el colegio y le dijo a mi mamá "me voy a hacer un piercing". Mi mamá le dijo que no tenía permiso para hacérselo y que si un día llegaba con él, la iban a castigar. A lo largo de esa misma semana, mi hermana se puso de acuerdo con una amiga y se fueron a una feria artesanal donde buscaron un puesto que hiciera piercings y lo pagaron. En la espera mi hermana sacó el celular y llamó a mi mamá diciéndole "mamá, me voy a hacer un piercing ahora". Mi mamá estaba frente a mí cuando recibió la llamada, no pudo decir nada puesto que mi hermana le cortó el teléfono y lo apagó. Me miró y se fue a continuar haciendo sus cosas.
Cuando mi hermana llegó, tenía el dichoso piercing. Hablaron, pero yo no las escuché, solo sé que a mi hermana la castigaron. Más tarde mi mamá me dijo: "Me alegro que se haya hecho el piercing... yo le dije a tu hermana. Deseabas un piercing y te hiciste el piercing, se ve que lo deseabas suficiente como para incluso enfrentarte a mí. Si hubiera llegado sin el piercing, la hubiera castigado por ser huevona, débil, por aceptar que yo me interponga ante su deseo. Pero ahora se lo hizo, se reveló ante mí y por eso también la voy a castigar, pero no me decepcionó mostrándo que tiene el valor de luchar por lo que quiere".

La verdad es que el castigo no duró ni la mitad del tiempo que había dicho. El piercing se veía bonito aunque al inicio mi hermana tuvo que hacer un par de curaciones porque la cuestión se infectó: "Un precio más por tener lo que se desea", recuerdo decían. Pero nadie se quejó más. Hasta hoy mi hermana tiene dicha perforación.

Las enseñanzas de mi familia se centraron en la defensa. Aunque esta forma creaba un libertinaje que se sustentaba en una poderosa confianza. Y aceptaba la existencia de un problema que no pudo corregirse hasta años después: la disciplina. No en comportamiento; En mi hermana se reflejó en problemas de orden y estructura. Y en mí se reflejó en problemas de constancia.
A mi hermana se le corrigió con planificación y yo, me autocorregí con la voluntad puesto que mi honestidad era suficiente como para otorgarme un libertinaje mucho mayor que el de mi hermana que faltaba a las confianzas.

Desde que recuerdo que me gusta pensar, escribo textos en extenso y con ideas profundas sobre persecusión de la felicidad y posibles formas de relación y mundo. Me he dedicado a buscar positivismo en el mundo incluso en la oscuridad. Lugar en el que muchas veces me refugio con ideas negativas para intentar eliminar el odio o buscar como canalizarlo en algo positivo.
Ese tiempo es desde alrededor de los 8 años. Aún mi mamá guarda las cartas que escribía en esa edad, cartas que me sorprenden incluso a mí. Mi papá las llevaba a la oficina y nadie creía que las había escrito yo. Incluso durante los conflictos fuertes entre mis padres escribía cartas a ambos intentando que pensaran mejor los problemas y lo hablaran. Y mi papá llegó incluso a dudar que la carta fuera mía y quiso culpar a mi mamá de obligarme a escribirlo, pero lo cierto es que eran de mi creación.
Me gusta la diplomacia, el dialogo y la racionalidad para resolver problemas que se basan en la emocionalidad. Porque sé y siento lo que deseo... sé y siento que quiero proteger lo que me interesa y quienes me interesan.

Amig@, pareja, espos@... títulos que según el paradigma social hacen a la gente diferente. Mentira. Lo único que refleja es que hay más o menos sentimiento y decidimos darle una etiqueta. Pero se puede querer a un amigo como a una pareja o una pareja puede ser también un amigo. La diferencia son los privilegios y la intención... el sentimiento es el mismo en mayor o menor nivel.
Un amigo por el cual el sentimiento es fuerte y estás dispuesto a sacrificar una enorme cantidad de cosas por protegerle... donde un castigo es un chiste si se trata de defensa... donde podrías incluso considerar que la propia vida es un precio aceptable... es lo que yo llamo un hermano. Pero es solo una etiqueta más y no espero una retribución al mismo nivel, porque así como otros consideran que la pareja es la fuente de casi la totalidad del amor y la fidelidad, otro puede pensar que es la madre y otro pensará que es su hijo... pero la base es siempre la misma... todos queremos lo mismo... proteger aquello que queremos...
Y haciéndolo, muchas veces dejamos que otros partan y otras oportunidades se pierdan. Hacemos daño innecesario y desconfíamos por miedo a que las cosas cambien y se salgan de control. Pero lo cierto es que nadie puede tener el control... porque nadie puede decidir por otro lo que se desea proteger... y para ello no hay que ser maduro de mente... sino ser valiente de corazón...

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Gracias a mis papás por la libertaria forma de educar y por guiarme hacia la defensa de lo que deseo y aspiro... por estimular en mi la fuerza y permitirme armar un camino de voluntad hacia mis objetivos.

3 comentarios:

Dark_grillO..0 dijo...

Lo que encuentro genial de tu familia es que de verdad parece una... aunq la mia parezca muy unida siempre faltaron los consejos o las conversaciones pero nunca se dieron, menos cuando estuve ausente, y ahora ya no es tiempo. No creo que haya habido momentos en los que necesitara un consejo... y si los hubo no los recuerdo... porque lo de ahora son retos mas que nada, esperando poder enderezar algo con la esperanza de alcanzar las expectativas que tienen de ti...pero me llega mucho el saber que podemos cambiar, de hecho comparto esa idea y me parece que podemos estar siempre abiertos a aprender ... cmo aprendo de ti algunas cosas xD... genki de aniki.

stev dijo...

Creo que mi familia es un poco como la del grillo, aunque también tengo una porcentaje de culpa en el asunto creo. Solo que ahora ellos ahora han cambiado un poco, pero sigo sintiendo sus consejos como criticas. Pero siguen no sabiendo resolver problemas, no saben. Yo resuelvo las cosas por mi cuenta, y muchas veces de haberlos escuchado en otra disposición es posible que no las halla cometido, pero está echo. Es una rebeldía distinta creo, porque no hay enseñanza secundaria solo culpa o enojo. Mi ayuda en el asunto es tratar de no criticarlos tanto...

Anónimo dijo...

Hermoso texto, que revela lo importante de la comunicación, el diálogo a la hora de construir confianzas en todo tipo de relación pero, además de importante es bello y enriquecedor especialmente si se da en el contexto familiar...