sábado, 16 de octubre de 2010

Historia 9 ~ Sin nombre

Este es el bozquejo para una nueva idea de historia con un estilo de personaje diferente a los que suelo crear... a ver que les parece.
El estilo está orientado a una forma un tanto frecuente en los animé, pero no lo suficientemente influenciado como para ser copia... lástima que la base de elementos se parezca tanto a otras series muchas, sobretodo a una que se ha hecho famosa como avatar. Pero quizá la forma de usar el poder es lo que haga la diferencia.

Ni la historia ni los personajes tienen nombre aún... acepto sugerencias ~

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De un segundo a otro decidí saltar. No me permití el tiempo de pensar, solo la milésima de segundo que requería para recordar las posibilidades ya pensadas me bastó.
El elemento en nuestro mundo era definido completamente por las reglas zodiacales estandar. Siendo géminis, fui convertido en el momento de nacer en un miembro de la hermandad del viento y se sabía que tendría como protector natural a ese elemento.
Sin embargo, el elemento que uno puede controlar y su intensidad está determinado para un cierto momento por más que solo por el zodiaco. Sino también del sentimiento que rija durante su utilización o mejor dicho, por el zodiaco de la persona a quien se desea.
A muchos esta extraña elección divina les parecía escrita en un mundo rosa donde el amor regía la vitalidad y movía al mundo. Lo cual, para los orgullosos hermanos del fuego, eran solo patrañas que impedían el absoluto control de su elemento, obligandolos a aprender uno distinto.

En esos momentos de mi vida ya había aprendido a usar un poco de cada elemento. Para mi fortuna, casi siempre mi deseo estaba dirigido a mi elemento natural por lo que demostraba un gran poder. Y cuando no tenía a quien amar... jeje, pues lo cierto es que bastaba con verme en un espejo para recuperar mi poder.

Luego durante un buen tiempo mi poder cambió y me volví un excelente manipulador de agua y cuando me volví realmente bueno, fui uno de los pocos que podía controlar dos elementos con mucha fuerza... y es que mi amor platónico seguía siendo yo mismo a pesar de estar amando a un agua. Pero ahora me había visto envuelto en un enorme problema. Una hermana de la tierra me estaba siguiendo porque al declararse me había distraído mirando a una bella ave que disfrutaba flotando en el viento. Y para cuando me hizo la pregunta ya llevaba más de una hora hablándome y yo no había escuchado una sola palabra. Así que la miré directo a los ojos, me acerque con suavidad, me arrodillé ante ella, quien se sonrrojó con rapidez y tuve que decirle la única cosa que tenía en mente... "¿me lo repites?". Su expresión cambió y me persiguió lanzandome piedritas que aunque pequeñas venian con una fuerza que les hacía parecía proyectiles.
Así fue como llegué hasta un acantilado frente al mar y me vi con una sola opción para escapar y muchas posibilidades.

De un segundo a otro decidí saltar.

Pensé en posibilidades muy tontas, pero eran posibles así que estaban contempladas. Me dije que en el momento en que saltara podría pasar una gaviota y estrellarse contra mi cabeza o picarme directo en el ojo. Si eso no pasaba, en la caída, aparte de despeinarme con el viento, cabía la posibilidad de estrellarme con un cáctuas... una dolorosa posibilidad. En el caso de que esquivara cada cactus, aún estaba ese montículo de rocas puntiaguadas con forma de cara sonrriente... o así me lo pareció al verlas, casi como si se reíran de mi fatídico destino. Ahora, si caia al mar, había una posibilidad de que una ola impactara en el mismo momento en que yo cayera al agua y me empujara hasta el fondo, en el camino podría arrastrar unos cuantos peces y en el fondo una cantidad de molustos y cangrejos podría atacarme, eso suponiendo que la marea estaba alta, porque en otro caso me esperaría el doloroso fondo de arena. Ahora si estaba alta o la ola no llegaba, siempre podía ahogarme... a veces me preguntaba de donde sacada tanto tiempo para pensar en tantas posibilidades y muchas de ellas realmente tontas. En algunos casos eran posibilidades existentes, pero casi improbables o sin importancia. Como que justo durante ese día un pequeño tiburón se hubiera perdido en su viaje de emigración y se cruzara conmigo justo durante el día en que esta problemática chica se le había ocurrido declararse y a ese pájaro que me incitó a distraerme mientras lo hacía trayéndome todo este problema.
Eso era, pensaba... todo era culpa de ese pájaro, el pájaro tenía...

Fue en ese momento que en caí de cara contra el agua. La verdad, es que dolió muchísimo. Pero como aún podía controlar algo al agua, la hice hundirse un poco más lento que yo, para amortiguar el golpe, mientras que durante la caída había aprovechado de empujar un poco mi cuerpo con brisa marina... supuse que el agua combinada con el viento, mis dos mejores elementos serían buena opción.

Muchos me consideraban una mente astuta y bastante acertada a la hora de analizar posibilidades y tanto halago me había puesto en los aires, jeje... literalmente. Por ello, es que ese día, aunque debía estar trabajando, estaba sentado junto a esa chica que tanto me buscaba. La verdad, siempre que me buscara estaba para ella, pero siempre me había parecido una molestia, una molestia casi agradable, pero una molestia al fin y al cabo. Muchos decían que tenía defectos, y claro, pensaba en la posibilidad de tenerlos y había muchas posibilidades, pero no veía ninguna, así que de momento no me preocupaba. Pero esta chica... vaya, siempre hallaba una forma de decirmelo.

"Siempre le echas la culpa a alguien más"... fue lo que el viento arrastró cuando sus lágrimas de agua cayeron hasta la tierra.

Que lío es estos de la compatibilidad de elementos...

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