sábado, 23 de octubre de 2010

La ilusión de los lazos

Una sonrisa perversa brilló al reflejar la luz de la luna sobre su dentadura de perfecta alineación, una escena escalofriante, la última antes de desaparecer.
La tierra vibró y entonces reapareció en una borrosa imagen, distorsionada como si fuera un holograma flotante con interferencia. Caminaba con cabeza gacha y con la mirada centrada hacia el frente, directo hacia su objetivo.
"Tú no comprendes mi búsqueda... no tienes derecho a interferir, no puedes cerrarme las puertas" dijo en tono de susurro, pero con una intensidad tal que parecía como si gritara.
"No entiendes lo que son los lazos... te lo mostraré" agregó, levantando la mirada y pasando una de sus manos frente a sí, cortando el aire entre ambos muchachos.
Al hacerlo, los cuepos de ambos crecieron en brillo y un montón de luces en forma de tentáculos comenzaron a surgir desde el interior de ambos en muchos grosores y colores. La cantidad era aterradora, parecía que no podían salir más, pero aún así, seguían apareciendo y elevandose a los cielos hasta desaparecer en la distancia.
"Cada uno de esos lazos representa tu conexión a una persona" expresó el holograma que había vuelto a mostrarse como el humano que era.
"Pero hay más lazos que personas puedo recordar" dijo con fingida calma el otro chico.
"Eso es porque no puedes separarte de las personas una vez que has generado una conexión, te mostraré"
Tras decir esto, comenzó una larga explicación sobre los grosores y colores de los lazos. En definitiva, al aprendiz le sonaba lógico y bastante evidente el que los grosores de los lazos reflejaran tanto la resistencia, como la cantidad de cosas que se compartían entre los conectados por el lazo, aunque luego sabría que solo la segunda de las ideas era cierta.
"Un lazo que has dejado de lado, que has dejado de usar, no desaparece, no puede cortarse, solo aparece desactivado. Y entonces, vez cosas como este tubo o este otro hilo en color negro. El grosor refleja cuando compartían antes de que se desactivara". El aprendiz miró con algo de nostalgia alguno de esos lazos, intentando recordar o imaginar a quienes guiaban. "Los lazos activos se expresan según lo que sientes en otros colores... los rojos son lazos intensos en proceso de fortalecimiento... los azules, nuestro color favorito además, indica a los lazos que se desarrollan en paz, sin embargo... la paz solo refleja estancamiento, nada que evolucione permanece sin cambiar y nada que no cambie esta realmente evolucionando". Esto al aprendiz le pareció bastante claro. Sin embargo de pronto se percató de que algunos comenzaban a parecer oxidados. No tuvo que preguntar, solo mirar un segundo al lazo y luego a los ojos de su acompañante le bastaron para saber que esos lazos estaban en peligro de desactivarse. Luego se percató de algo en los lazos del otro... él tenía algunos lazos dorados.
"Los lazos dorados son aquellos que representan riesgo y entrega. Son aquellos lazos que reflejan que crezcan o no, se oxiden o no, se engruecen o no, o todas a la vez... no pueden morir. Son lazos inmortales". Y recién dicho esto, volvió a pasar la mano apuntando hacia el piso hasta dar con el aprendiz... "Nuestro lazo se está tiñendo de negro desde hace tiempo... pero aún así...". Se interrumpió para dejar que las imagenes reemplazaran su elocuencia.
Un lazo fuertemente coloreado en dorado apareció uniéndoles...
"Esos lazos inmortales... esos lazos que te permiten aceptar el sacrificio... son los que conocemos como fraternalidad... son los lazos inmortales de la hermandad... se dan solo con aquellos que amas... y por ende, son el mismo que aparece para quien es tu pareja... es el mismo lazo, pero con otra intención... por eso no hago la distinción en el tipo de relación, solo en lo que respecta a intención... y eso depende de cada uno".

Dicho esto... los tentáculos empezaron a desaparecer con rapidez. El antiguo holograma a tambalearse cada vez con mayor fuerza, hasta que terminó por caer de cara contra el suelo. El último lazo en desaparecer era el que marcaba la menor distancia... el lazo entre ellos... el aprendiz corrió hasta el otro y en el piso lo tomó entre sus brazos, apoyando su cabeza en las piernas... "Si estás demasiado agotado para explicarme más... o lo estás para defender esos lazos... nuestro lazo... yo lo haré hasta que puedas volver a ponerte en pie..."

Y entonces, el lazo desapareció a los ojos de todos.

"Aunque no pueda verlo... aunque parezca inactivo solo sé que hay una verdad... defender lo que aprecio es esencial..."

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Lo esencial es invisible a los ojos, decía el principito. ¿No es así?

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