No sé muy bien sobre qué escribir…
o quizá sí lo sé, pero no es de eso de lo que quiero hablar ahora. Además ha
pasado tanto tiempo desde que escribí más de una página de texto que no fuera
un informe que me basta con poder expresar unas cuantas cosas para volver a
sentirme yo, escribir sobre lo que soy y siento en vez de solo plasmar
conocimiento ajeno que se combina con el mío y mi identidad actual.
Siempre he dicho que cuando en mi
interior existe nostalgia o tristeza, incluso si estoy feliz o conforme con el
día y mis acciones, mi alma se siente sola y cada vez que la dejo libre para
pensar y sentir lo que guste, lo único que sabe buscar son más motivos para
sentirse así. Alma masoquista. Por dentro es como si llorara y cada vez que eso
pasa, incluso cuando la época no lo amerita, suele llover, lloviznar o cuando
menos garua. Es similar a cuando estoy, realmente, de buen humor y me siento
enérgico, esos días suelen tener una deliciosa brisa o vientos que como siempre
metaforizo, me acarician, siento como si de pronto mi elemento favorito
adquiriera forma y me abrazara y dijera: “lo estás haciendo muy bien”.
Hoy llueve…
Estoy tan acostumbrado a ser un
camaleón en este mundo, a buscar formas de adaptarme, de eliminar la monotonía
y estabilidad de mi universo, y estudiar consciente o inconscientemente a la
gente que me rodea. Es tan común que encuentre formas de mantenerlos a raya,
formas de hacerles daño y, claramente, eso también me da el paso para
aconsejarles y hacerles bien al identificar su opuesto. En lo general me gusta
ser buena gente, tratar de mantener a todos felices, pero muchas veces me
pregunto ¿eso es lo que haría innatamente o me estoy forzando a ser buena
persona?
Siento como si mi consciencia
estuviera atrofiada, como si mi amable figura hiciera a todos dudar y no
pudiera ganarme la confianza de la gente. Además a veces noto que cuando logro
ganarme la confianza de alguien, es común que sienta la necesidad de ponerlo a
prueba. Deja de importarme verme idiota, manipulador, que se me critique o se
crea que realmente no sé lo que hago o estoy confundido respecto a lo que
pienso… porque mi objetivo se convierte solo en ver “que pasaría sí”. Un burdo
y cruel científico… y quizá es por eso que no soy muy amigo de la ciencia y la
lógica. Cada día me molestan más las frases y palabras como “obvio”, “es claro”,
“evidentemente”, “absoluto” y otras de ese estilo.
Si las cosas quedaran hasta ahí
no sería tanto el problema, pero además siento la necesidad de comentarlo y
revelarlo, con lo cual solo genero caos y destrucción. Y para mí, sufrimiento,
arrepentimiento. Soy juzgado por mi propia ley.
Esa bipolaridad en mi actuar con
la gente se da también con mi propio ser, al cual casi siempre observo o trato
de observar como un externo. Soy demasiado piadoso y auto-complaciente como
para hacerlo sin olvidarme de quien soy. Y ese es justamente el problema… si la
mayor parte del tiempo paso en proceso de introspección y no puedo hacerlo
desde mi propio yo la única pregunta que me queda sin resolver es ¿quién soy?
Antes esa pregunta era solo un
gatillante de caos en mi pensamiento, pero la gente y mi mamá me han arrastrado
incansablemente a la tierra, a la realidad, que finalmente lo hice y comencé a
construir a una versión de mí que busca crecer y aprender, absorber nueva
información y experiencia. Que proyecta su vida hacia adelante para encontrar
el mejor actuar posible en el presente. Pero eso viola lo que más deseo en la
vida, un algo que busqué incesantemente durante años hasta que descubrí que no
es posible alcanzarla sin ser egoísta con el resto y, que la verdad, nadie se
merece tener: libertad.
Transforme esa impotencia en otra
versión de mí. Un soñador permanente, unido a un universo infantil que mantiene
el idealismo que traté de avivar en la realidad y que solo me ha traído
problemas y desamores, críticas y quiebres que jamás podré dejar de lamentar.
Una persona que fantasea sobre las infinitas posibilidades de una decisión, que
se la pasa imaginando realidades sumamente conectadas a las películas que ve y
los video juegos que le han acompañado toda la vida. A los libros que se ha
tragado y que cambia de actitud cada vez lo hace el ritmo de la música que
escucha. Un camaleón en una versión ideal, fantasiosa, inmadura si así lo
prefiere el mundo.
En base a todas esas ideas que
mezclan mi ser “realista” y mi ser “fantasioso” es que nacen mis escritos, mis
historias, las realidades alternas a las que constanmente hago cita. Y se ha
vuelto tan recurrente que a veces no puedo evitar preguntarme ¿y cuál será
entonces mi realidad?
Algunas de mis realidades no
traen más que dolor y desconsuelo… en ellos la lluvia es permanente, mi
conexión con el agua existe.
En otras puedo volar, la magia es
algo cotidiano. ¿Qué puede ser mejor que de pronto mostrar al resto que lo que
creía exacto y preciso no lo es y ahora hay algo mejor? Sería maravilloso
descubrir la magia, la mejor prueba de que las leyes físico-químicas son
completamente destruibles. Una libertad simulada… libre como el viento lo es…
dentro de su burbuja de ensueño y lleno de vida… ¿o es que acaso el mundo,
nuestro hermoso planetita es algo más?
No puedo pensar en algo especial
que quiera, no por adelantado.
No hay muchas cosas materiales
que desee, ni mucha gente que busque, ni demasiadas cosas que quiera hacer y
que tenga preconcebidas.
Quizá por eso ha sido un gran esfuerzo
el aterrizarme y decir “soy una persona realista”. Dicen que hay que actuar
como una persona madura y quieren que haga proyecto de vida para demostrarlo.
Pero para eso no hay que tener una meta u objetivo claro, ¿no? Si yo lo que
quiero es armar el camino sobre la marcha. ¿Cómo podría hoy saber lo que querré
en 10 años? No puedo imaginarlo ni en 5, creo que ni siquiera sé si lo mismo
que imagino para el próximo año será lo que seguiré queriendo entonces. No sé
que personas me acompañaran entonces y planificar a solas no es mi ideal. La
familia llegará alguna vez o quizá no. Pasarme la vida de fiesta tampoco es de
mi gusto. En resumen, aunque puedo diseñar cosas para mi futuro y ponerme metas
en la actualidad, realmente lo hago porque el mundo me lo pide, porque mis
padres se quedarán tranquilos y ven que tengo un plan. Porque la gente te rodea
si te ves seguro y empecinado con una meta. Y en base a ello, a los límites que
todos se autoimponen y de los cuales deseo escapar es que construyo un
proyecto.
Pero mi meta es no tener metas
fijas.
Es lograr ser profesional y tener
dinero no para gastarlo en porquerías o reventarme con ese dinero, no. Solo
quiero dinero porque quiero poder ser caprichoso. Si un día aparece algo material
que quiera o algo que el dinero pueda comprar yo diga: “lo quiero” y lo tenga.
Es lograr que la gente me aprecie
como soy, que confíen en mí y que me ofrezcan sus armas como yo ofrezco las
mías, de manera casi incondicional. Aunque sea la excepción, ¿qué mejor que
cuando te dicen: esto es algo que solo hago por ti?
Que iluso y soñador… pero por más
que trato, más me cuesta… no puedo pensar de otra forma.
No sé que quiero, porque solo
quiero encontrar formas de ser feliz y no puedo saber que sorpresas me depara
la vida o el destino para lograr eso cada día. No puedo saber que personas o
qué tipo de personas acarrearan ese sentimiento, ni que situaciones serán las
que se interpongan en mi camino a ello. Prefiero mantenerme centrado en el
presente y buscar formas de felicidad en donde pocos la buscan. Encontrar una
forma de estar feliz, aunque no se note, aunque no se externalice, cada día y a
cada instante es uno de mis mejores dones. Mi fe, es uno de mis mejores dones.
Fe en que todo puede ser mejor o cambiar de alguna forma es lo que me mantiene
de pie incluso estando sumergido en un ambiente donde pocas cosas son de mi
agrado en su forma natural, sin ser afectadas por mi pensamiento o mis
fantasías.
La mayor parte del tiempo estoy
conforme y feliz gracias a ello.
Hoy llueve…
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